No todo recurso público destinado a los sectores de Educación, Salud, Vivienda, Trabajo y Bienestar Social equivale a una inversión. El funcionamiento de cada institución depende también de los egresos permanentes y esto varia por diferentes factores.

En 2008, el presupuesto estatal destinado a los sectores de educación, salud, vivienda, trabajo y bienestar social sumó USD 3.956 millones, siendo el sector de Educación el que más fondos recibió ese año: USD 1.911 millones. Si comparamos esta cifra a 2022, se evidenciaría un incremento del 130%, pues la educación ahora recibe poco más de USD 4.397 millones.

Una situación similar se evidencia en bienestar social (inclusión económica y social) cuyo presupuesto creció un 142% y en salud, cuyo incremento es de aproximadamente el 226%. Sin embargo, el incremento en el sector trabajo es insignificante, pues el incremento es de 1.9%, y las cifras del sector de desarrollo urbano y vivienda evidencian una reducción del 84%, pasando de USD 465 millones en 2008 a USD 71 millones en 2022.



Aunque en general podríamos concluir que el presupuesto estatal para educación, salud, vivienda, trabajo y bienestar social se incrementó considerablemente durante los últimos 15 años, no es preciso ni acertado señalar, como lo ha hecho el Gobierno de Guillermo Lasso, que los USD 8.985 millones devengados en 2022 para esos cinco sectores fueron “la mayor inversión social de la historia del país”.

Afirmar, con base en estas cifras, que un Gobierno entregó la mayor cantidad de recursos de los últimos años, sin considerar factores no menos importantes como la densidad poblacional, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y otras variables no menos significativas como la inflación, es hasta irresponsable. En otras palabras, no es lo mismo gastar o invertir 10 dólares en 2008, que gastarlos en 2022.

En este sentido, para realizar una comparación más justa, el equipo del Observatorio de Gasto Público revisó los presupuestos devengados al cierre de cada año de 2008 hasta 2022 y anotó la relación porcentual de estas cifras con PIB nominal correspondiente.

2022 no registró el mayor gasto en el sector social

Para el Gobierno, la inversión social abarca todo el presupuesto destinado a salud, educación, trabajo, vivienda y bienestar social. Además, suman los montos asignados a la Seguridad Social como el IESS, el ISSFA y la ISSPOL. En este informe revisamos exclusivamente las cifras de los primeros cinco sectoriales, con cierre a diciembre de cada año, desde 2008 a 2022, y el PIB correspondiente. Toda esta información está disponible en los archivos de transparencia del Ministerio de Finanzas.

Las cifras evidencian que en 2022 los recursos asignados a estos sectores representaron un 7.9% del PIB de ese año, lo que resulta ser el porcentaje más bajo desde 2009. En cifras netas, el gasto pasa de USD 4.864 millones (2009) a USD 8.985 millones (2022), pero el PIB también crece cada año, al igual que la población y las necesidades de los sectores sociales. Por lo tanto, en términos financieros, resultaría mejor comparar el total del gasto de cada año con relación al PIB correspondiente.

Tras este ejercicio, como se puede ver a continuación, 2013 es el año con el más alto nivel de gasto/inversión en salud, educación, trabajo, vivienda y bienestar social, con un presupuesto de USD 8.959 millones. Esta cifra es ligeramente menor a la de 2022, pero equivale a un 9.42% del PIB de ese año, frente al 7.90% antes mencionado.



Gasto Corriente y Gasto de Inversión

El Gobierno utiliza el concepto de “inversión social” para referirse a todo desembolso en un sector social, incluyendo el gasto en sueldos y otros egresos permanentes, junto con las inversiones para proyectos como, por ejemplo, la construcción y readecuación de hospitales. El uso de estos términos tampoco es preciso, pues los desembolsos por egresos permanentes como los sueldos, corresponden a un gasto corriente, financiado por ingresos permanentes como el cobro de impuestos; mientras que las inversiones se financian con ingresos no permanentes como la exportación de petrolero, la venta de activos, los desembolsos de créditos, entre otros.

En esa línea, no todo egreso en favor del sector social corresponde a una inversión. El pago de sueldos no corresponde a un gasto de inversión aunque tener más médicos pueda ser un beneficio para la ciudadanía. De hecho, solo en el sector salud, el pago de remuneraciones representó un 57% del presupuesto devengado en 2022. Asimismo, en el sector educación, el pago de los sueldos de funcionarios y maestros se saldó con un 78% de su presupuesto anual.



EL PRESUPUESTO EN SALUD. Al cierre de 2022, el gasto devengado para el sectorial salud fue de USD 2.872,8 millones, cifra equivalente al 2,52% del PIB nominal de ese año. El mayor presupuesto devengado se registró en 2018.



EL PRESUPUESTO EN EDUCACIÓN. En 2022, el Gobierno destinó un total de USD 4.397,5 millones para este sector, equivalente a un 3.86% del PIB. En 2013 se devengó un presupuesto de 4.667 millones cifra superior en cantidades netas y también en relación con el PIB, con un 4.91%.



EL PRESUPUESTO EN TRABAJO. Dos años destacan: el 2012 y 2013, ambos con un presupuesto equivalente al 0.12% del PIB. En 2022, el presupuesto devengado fue de USD 38,9 millones; es decir, 3% del PIB de ese mismo año.



DESARROLLO URBANO Y VIVIENDA. Los últimos dos años registraron la más baja asignación de recursos públicos para el sectorial de vivienda, con apenas el 0.5% del PIB, en 2021; y, 0,6% en 2022. El año con el presupuesto más alto fue 2016 con USD 856,7 millones, equivalente al 0.86% del PIB.



EL PRESUPUESTO EN BIENESTAR SOCIAL. En contraste a los sectoriales anteriores, 2021 significó para el sectorial de bienestar social el presupuesto más alto desde 2008, con 1.57% en relación con el PIB. La cifra bajó a 1.41% en 2022.